Ah, que delicia es recordar el amor primero
aquel que nos vuelve repentinamente insonnes,
eyaculadores precoces de emociones;
poetas frescos de versos anónimos
adornados con corazones traspasados,
mudos fans que ante la presencia de su estrella
tiemblan como una caña azotada por el viento
y sólo saben hablar con la mirada.
Bendito amor aquel que convierte a una joven profesora
en una princesa tierna, libre y soñadora
blanco de nuestros platónicos arrebatos
o aquella primera y frenética ilusión
que transforma a la dueña de un par de trenzas infantiles
en la dueña indiscutible de nuestro niño corazón.
Cómo olvidar aquel beso sorpresivo
en medio de un cómplice apagón
que incendia totalmente nuestro rostro
con el fuego pueril de la emoción...
o el tropiezo en una piedra inexistente
cuando la soberana absoluta en nuestros sueños
nos obsequia con la maravillosa luz de una sonrisa.
Es mágico ese amor. Quién no lo añora?
ojos puros y sinceros hablandonos de amor,
besos suaves como aletear de mariposa;
versos que jamás llegaron a destino,
ángeles que compartieron juntos un camino
y un poema, marcado en algun libro
con los petalos marchitos de una rosa.
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