CONDENA

Ayer prometí que no soñaría contigo
y hoy al despertar igual estás conmigo.
Hoy no quise pronunciar tu nombre
en mi acostumbrada plegaria matutina
pero igual, aunque te asombre,
escuché dentro de mi y en mis oídos
el eco de tu risa cristalina

Y me rendí ante tu amor y su evidencia
escribiendo estos versos redimidos
por mi eterno amor y su inocencia,
por mi terca pasión y tu paciencia.
No puedo negar esto que siento
y si digo que no te amo, sé que miento
por eso, confeso y condenado
Diré que te amo en mi silencio
y cumpliré sin decir más, esta sentencia:
Amarte mientras la vida me permita
y luego morir a tu amor encadenado

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