Yo, poeta de este siglo que comienza
espero en Dios que el tiempo no me venza
y que los versos me acompañen cada día
para seguir convirtiendo mi gran amor en poesía
y decir como ama un poeta y como piensa.
Cada noche a las doce al explorar
de mi mente los rincones más oscuros
siento que me azotan los deseos más impuros,
enmudece mi alma que sólo quiere amar
y me arrebata la pasión con tal porfía
que tiembla mi cuerpo, se estremece el alma
y cuando vuelve a mi la ansiada calma
me veo a mi mismo escribiendo poesía
y así cuando me contento o lloro cada día
convierto mis risas y mis penas en lenguaje
y puedo describir para ustedes el paisaje
que observo y siento desde el alma mía...
Hoy sigo aquí y eso me llena de alegría,
un abrazo para todos aquellos que me leen
y para los que en la magia de los versos creen.
A todos ellos tengo mucho que decirles todavía.
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