LA NOVIA


Caminaba hacia el altar
con sus aires de princesa,
inquieta mirada de un azul mirar,
su andar tranquilo, alta la cabeza
oculta en el pecho la enorme tristeza;
cansados los ojos de tanto llorar.

El novio la espera con ansia y premura,
sin saber que ella no lo puede amar
porque tiene el pecho lleno de amargura
y esa amargura la hace sangrar;
desde años muchos, ama con locura
y ese amor no puede, ni quiere olvidar.

La fiesta termina, ya todo ha pasado
y llega la hora de la despedida,
la novia saluda, el novio al costado;
sólo ella sabe que entrega su vida
al hombre que ríe feliz a su lado
mientras sangra el alma por la gran herida
de saber que pierde a su hombre amado

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