SUICIDA


El hombre miró la cuerda que colgaba
y pensó en la muerte que en ella le aguardaba,
nunca creyó en Dios pero mientras el nudo
ponía alrededor de su garganta y lo apretaba
tuvo un instante de serena reflexión,
la vida lo había, como a una fiera, acorralado
y nada le pudo servir como un escudo
ante la difícil y definitiva situación;
pero ahora en el momento decisivo
sentía le faltaba valor al corazón.

Miró hacia abajo desde el banco
en que lleno de temblor se balanceaba
y por un segundo pensó en Dios
en el que nunca había creído;
pateó el banco y saltó hacia el vacío
su cuerpo cayó, tensó la soga
se sintió morir pero de pronto
la viga crujió, partiose el techo
y el suicida tosiendo cayó al piso.

El jóven miró la viga rota
se tocó luego la marca en su garganta
y de pronto rompió en llanto.
Quiso quitarse la vida con violencia
pero ese Dios del que nunca supo nada
lo quería tanto, tanto
que no se lo había permitido.

Hoy ese jóven es un hombre ya maduro
y ya no duda más, está seguro,
ayuda a millares de personas
que creen el rumbo haber perdido;
a ellos les demuestra que la vida es muy hermosa,
que suicidarse es una muerte deshonrosa
y en cambio el entregarse a servir a los demás
es resucitar con Dios a nueva vida.

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