MI HIJO
Cuando llegaste a mi vida hijo de mi alma
sembraste en mi alma una semilla de cariño
luego correteaste en mi casa siendo un niño
y alegraste cada día con el eco de tus risas;
le quitaste a mis noches mucha calma
pero tuve el maravilloso premio de tus besos.
Junto a tu madre lamentablemente ausente
hicimos de tu niñez un mundo de alegría
yo te dí cuanto pude, aunque nunca fue bastante
y tu madre siempre te tuvo protegido con sus rezos.
Hoy ya eres un hombre y labras tu presente
con mucho tesón y terco empeño cada día
pero aún mis brazos pueden entre ellos sostenerte
y el recuerdo de tu madre te ayuda todavía,
si necesitas de mi no dudes en buscarme
que si estoy vivo acudiré presto hacia ti
y si no estoy porque Dios ya me ha llamado
en tu corazón y mente has de encontrarme
porque vivo o muerto, allá lejos, desde aquí
soy tu padre y nunca dejo de quererte.
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